Las camas articuladas eléctricas son la opción más aconsejable para personas que pasan largos periodos de tiempo en la cama. Para usar este tipo de camas, los usuarios deben tener un nivel mínimo de independencia: que puedan levantarse de la cama y colaboren durante el aseo y cuidado diario.
Son muy recomendadas para usuarios con problemas de circulación o respiración leves, que lo único que necesitan es incorporar un poco la cabeza o las piernas. Las camas articuladas suelen tener cuatro planos.
Disponen de mando fácil de manejar mediante el cual el usuario y/o cuidador pueden bajar o elevar el respaldo y la zona de las piernas para conseguir la postura más cómoda.
La altura de estas camas se puede regular mediante las patas. Este modelo de camas tiene una peculiaridad y es que una vez montadas la altura no cambia, con el inconveniente de que no sea la altura adecuada. Se le pueden incorporar todo tipo de accesorios como cabeceros, pieceros, barandillas y cualquier tipo de colchón antiescaras del mercado.
Además, a estas camas se les puede añadir ruedas, éstas permitirán al personal sanitario trasladar al paciente de una estancia a otra con total facilidad. Para mayor seguridad del usuario llevan integrados frenos de emergencia para impedir que la cama se mueva de forma inesperada.
Son las camas articulas más sencillas y baratas que puede encontrar.
Las condiciones físicas del paciente que le va a dar uso a la cama son muy importantes, ya que cada modelo soporta un peso máximo que se ha de tener en cuenta a la hora de elegir la cama. La mayoría de camas están diseñadas para soportar un mínimo de 135 kg. Si el usuario pesa más, deberá escoger una cama doble de matrimonio, o una cama especial para personas con sobrepeso.
Existen diferentes modelos con distintas medidas, dependiendo de las necesidades de cada paciente se elegirá una medida u otra:
- 90 x 190 cm
- 105 x 190 cm
- 135 x 190 cm
- 150 x 190 cm (camas dobles).